
La noche del sábado en El Salvador se convirtió en una tragedia impensable durante un partido de fútbol. El enfrentamiento entre Alianza y FAS, un clásico en el país, se tornó desesperante. Mientras el encuentro se desarrollaba en el estadio Cuscatlán, una estampida de aficionados intentó ingresar de manera abrupta al campo, sin sospechar el desastre que se avecinaba. Ante esta situación, las únicas dos puertas de acceso fueron cerradas, atrapando a los seguidores en distintos sectores y aplastándolos con los que llegaban por detrás.
En medio del caos y la falta de control, los gritos de los aficionados atrapados contra las puertas y las paredes resonaban sin cesar. Sin embargo, los hinchas que seguían llegando y deseaban ingresar continuaron empujando, sin detenerse a pensar en las consecuencias. El aire se volvió escaso, provocando asfixia y llevando a muchas personas al suelo.

Hasta el momento, se han reportado al menos 12 muertos, aunque se teme que haya muchas más víctimas. Esta tragedia ha sumido a todos en una profunda angustia y consternación, recordándonos la importancia de garantizar la seguridad en los eventos deportivos y la necesidad de medidas preventivas adecuadas para evitar futuros desastres similares.
Fuente: La Nacion