Una nueva investigación afirma que decir palabrotas puede hacerte más feliz, estar en mejor forma física, ser más resistente al dolor y aumentar tu capacidad de atención y memoria. Sus efectos incluyen toda una serie de ventajas psicológicas, cognitivas y emocionales.
En un estudio, los participantes que decían groserías fueron capaces de mantener las manos en un cubo de agua helada durante más tiempo que los que no las dijeron. También se demostró que decir palabrotas aumentaba el rendimiento muscular durante el ejercicio físico.
Los mensajes que contienen palabrotas también se consideran más creíbles que los que no las tienen.
Ahora eso no significa que debas decir groserías todo el tiempo, por supuesto. Las groserías pueden percibirse como una forma de agresión, por lo que el contexto es clave. Pero usadas inteligentemente, pueden jugar a tu favor.