
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) dio marcha atrás este lunes a una reciente directriz que limitaba las redadas migratorias en granjas, hoteles y restaurantes, según una fuente cercana a las discusiones internas. La medida representa otro giro significativo en la implementación de políticas migratorias más agresivas, alineadas con la agenda del expresidente Donald Trump.
Durante una llamada con oficinas regionales, funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ordenaron reanudar las redadas en centros laborales, dejando atrás la pausa impulsada días antes por presión de sectores económicos que dependen de mano de obra migrante.
“La aplicación de la ley en lugares de trabajo sigue siendo un pilar de nuestros esfuerzos por proteger la seguridad pública y la estabilidad económica”, aseguró Tricia McLaughlin, portavoz del DHS. Según explicó, estas operaciones se enfocan en redes de empleo ilegal que afectan a trabajadores estadounidenses, alteran el mercado laboral y exponen infraestructuras críticas a abusos.
Según reveló The Washington Post, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) enfrenta una intensa presión de la Casa Blanca para incrementar los arrestos de inmigrantes. El mes pasado, Stephen Miller, subjefe de gabinete, instruyó a los funcionarios del ICE a realizar al menos 3,000 detenciones diarias, una cifra superior al promedio actual de 2,000.
En medio de este escenario, el expresidente Donald Trump ha intensificado sus ataques contra ciudades gobernadas por demócratas, exigiendo públicamente al ICE que “amplíe esfuerzos” en lo que denominó “centros de poder demócrata”.
Durante su regreso de la cumbre del G7 en Canadá, Trump confirmó ante la prensa los reportes sobre la reanudación de operativos migratorios en hoteles, bares y otros centros laborales, respaldando públicamente la expansión de estas acciones.
“El mayor problema son los barrios marginales. Buscaremos por todas partes”, declaró el expresidente Donald Trump al justificar el aumento de las redadas migratorias en Estados Unidos.
En las últimas semanas, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha intensificado operativos en sectores clave de la economía que dependen fuertemente de la mano de obra inmigrante. Las acciones incluyen intervenciones en una empresa constructora en Exeter (Pensilvania), obras en Brownsville (Texas) y un proyecto de control de inundaciones en Nueva Orleans. También se reportaron más de 40 arrestos en Nantucket y Martha’s Vineyard, dos reconocidos destinos turísticos en Massachusetts.
El propio Trump reconoció que estas políticas están afectando a industrias como la agricultura, la hotelería y el turismo. “Nuestros agricultores y trabajadores del sector hotelero aseguran que nuestras políticas están alejando a empleados veteranos y valiosos, difíciles de reemplazar”, escribió en Truth Social. “Debemos proteger a nuestros agricultores, pero también sacar a los criminales del país. ¡Se avecinan cambios!”
Las redadas han generado una fuerte respuesta social. A inicios de mes, se desataron protestas en Los Ángeles que llevaron al despliegue de tropas de la Guardia Nacional y la Infantería de Marina para contener las manifestaciones. Las movilizaciones se han expandido a nivel nacional, culminando el fin de semana con las marchas “Sin Reyes”, en las que decenas de manifestantes anti-Trump salieron a las calles en distintas ciudades del país.